Necesidades de educación intercultural

 

La necesidad de una educación intercultural es reconocida de forma amplia desde la normativa nacional e internacional como el cado de la OIT en 1989 para pueblos indígenas y tribales que sirve de apoyo para la ley 21 de 1991 en Colombia, en donde amparado en otra serie de eventos y normativas que propenden por eliminar todas las formas de discriminación tanto como sea posible, haciendo uso de recursos como la convención internacional sobre derechos económicos sociales y culturales de 1996 y la declaración de las naciones unidad en cuanto a los derechos de los pueblos indígenas (ONU, 2007), entre otros tantos, los cuales configuran un marco normativo desde el cual se promueven y gestionan cambios a nivel institucional y constitucional en Colombia y América latina, en donde desde la década de los noventa viene cobrando fuerza la búsqueda de la igualdad y las lucha sociales por el reconocimiento y respeto de las diferencias étnica y culturales  de modo que se integren de forma sistemática a la educación desde la promoción del derecho a la pervivencia cultural y como pueblos (Walsh, 2008)

 

Partiendo de la referencia anterior, las políticas y criterios de interculturalidad que están haciendo mediación en el contexto educativo, corresponden a propósitos de cooperación internacional dentro del cual se articulan proyectos de acopio y se diseñan propuestas educativas de asociación discursiva en la que se integran eventos culturales y pedagógicos, los cuales están aunados a un ejercicio de diversidad cultural desde la concepción educativa y que pretende marcar una pauta desde la inclusión minimizando los eventos de exclusión y discriminación que condicionan los escenarios sociales y educativos de la actualidad proponiendo una visión intercultural en la que se respetan las diferencias y se reconoces de modo que se pueden interpretar desde el uso de protocolos y mecanismos que garantizan la coexistencia de los diferentes grupos en un escenario en el que se oferta atención diversa y diversificada dentro del contexto educativo (Ajagan, 2017).

 

            Teniendo en cuenta lo descrito, es claro que la coexistencia de diferentes etnias y culturas exigen un compromiso de la práctica educativa la cual desde el actuar y el rol del docente debe propender por un ejercicio orgánico de la interculturalidad, promoviendo espacios de interacción e intercambio en el que converjan las diferentes culturas dando cabida al dialogo y migración de saberes entendiendo que se debe construir un proyecto educativo en el cual   el soporte sean las variantes multiculturales teniendo en cuenta la cotidianidad de cada una de ellos asumiendo los diferentes factores que inciden en los parámetros de cultura y sociedad entendiendo que se está frente a una serie de contradicciones implícitas en todo lo que se aprende desde los diferentes enfoques culturales y sociales, no obstante desde la interculturalidad no se analizan las divergencias sino las convergencias en el contexto educativo de modo que se garantice la inclusión y el acceso a los procesos de interacción libres en los cuales se oferte una igualdad o equidad dentro del sistema de educación actual (Castro Suárez, 2014).

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